LA ISLA DE LOS MUERTOS VIVIENTES. Vudú, zombies y otras cosas que dan mucho susto

 

Cuando los estados europeos y los EEUU se lanzaron a dominar nuevos territorios, el hombre blanco se sorprendió mucho al observar que cosas que aquí dábamos por normales (las cosas que se pueden comer y las que no, la posición de la mujer, las relaciones afectivas, la estructura familiar, la organización social) no lo eran así en otros lugares. Realmente, lo único que tenían en común todas las culturas era la prohibición del incesto. El caso es que muchos investigadores llegaron a la conclusión de que buena parte de nuestro comportamiento es aprendido, en lugar de ser una herencia genética, como le pasa a otras especies. A ese aprendizaje lo denominaron cultura y concluyeron que el conocimiento del ser humano pasaba por estudiar las diferentes culturas. Había nacido una nueva ciencia, la Antropología.

Los primeros antropólogos observaron, entre los pueblos cazadores-recolectores, que era común la creencia en entes espirituales. Algo normal, puesto que, ya sea durante el sueño, ya sea durante alucinaciones producto de la fiebre o de drogas, mientras el cuerpo yace inerte, tenemos visiones de otros lugares y tiempo. Podemos, incluso, encontrarnos con muertos. Así que no cabía duda que eso que andaba moviéndose por ahí mientras roncamos es nuestro alma inmaterial e inmortal. No sólo tendrían espíritu los seres humanos, sino también los animales, los vegetales, el viento, el fuego… Una característica de ese pensamiento animista es pensar que los espíritus se pueden controlar. ¿Cómo? Pues a través de la posesión de objetos cargados de fuerza mágica (talismanes y fetiches), de pronunciar las palabras adecuadas (conjuros) o de realizar los gestos y movimientos correctos. Estas creencias animistas valdrían para explicar desde los rituales funerarios (hay que dar un determinado trato al cadáver si no queremos que retorne como fantasma) hasta la poesía y la música (que serían un truco para recordar los conjuros). Así, el arte habría nacido de la magia. Los pintores paleolíticos estarían intentando controlar el espíritu del bisonte a través de su imagen, de la misma forma que los bosquimanos, al danzar en torno al dibujo de una silueta de antílope, asestando golpes al aire con sus brazos, realizan un ritual para favorecer la caza. Cuando el espíritu se separa mucho tiempo del cuerpo es algo peligroso. Te puedes hasta morir. La enfermedad podía ser el resultado de que el alma no consiga retornar al cuerpo, ya sea porque se ha despistado, ya sea porque está bajo el influjo de un hechizo poderoso. En este caso, es necesario llamar al chamán, quien podría atraer de regreso al espíritu y desactivar los maleficios mediante su magia.

 

 

Esta figura mágica bakongo tiene una caja en su abdomen cerrada por un espejo que refleja el sol y ahuyenta así a los espíritus malévolos. Los clavos se clavan a la figura para sellar un acuerdo, para eliminar el dolor de la parte del cuerpo en la que se ponen (magia) o para hacer daño a un enemigo (brujería). La figura puede ser usada para cualquiera de estos propósitos. (The Brooklyn Museum)

 

 

 

 

 

 

 

 El hecho religioso habría aparecido más tarde, con las culturas agrícolas. Viendo que los conjuros no funcionaban contra las sequías, las heladas, las inundaciones o las plagas de langosta, habría cambiado la actitud hacia lo sobrenatural: mejor ser humildes ante el poder de los dioses, rezarles y dedicarles ofrendas y sacrificios.

La magia no desapareció con la religión: y, sino, a ver cómo podemos entender que los futbolistas que saltan a jugar una final eviten, no sólo tocar, sino incluso mirar la copa, puesto que hacerlo podría implicar una derrota segura. O cómo muchos de sus hinchas procuran llevar, en el transcurso de esa final, la misma bufanda y la misma indumentaria que les dio suerte alguna vez. Un ensayo sobre las culturas brasileñas que leí una vez mencionaba a un tipo, con un morro inmenso, que normalmente decía que era católico, porque allí te perdonaban todo rezando unos cuantos yopecadores y avemarías; pero, si necesitaba dinero, se iba con los evangélicos, que se tomaban en serio eso de ayudar al prójimo; y, eso si, cuando le dolía una muela, se iba con los espiritistas, a los que veía como una alternativa más económica que el dentista.

 

Danza barong de Bali, Indonesia. El drama de la danza de la Bruja y el Dragón representado delante de un templo hindú. El rey ha enviado a sus seguidores a destruir a una bruja que siembra la enfermedad y la muerte por todo el país, devastándolo. La bruja les domina mágicamente. En un feroz estado de trance, vuelven sus dagas contra sus propios pechos en una frustración absoluta. Finalmente, caen en un sueño catatónico del que son liberados por un sacerdote, que les rocía con agua purificadora.

 

 Pero vayamos al grano. ¿Qué tiene que ver eso con el vudú? 

A partir del siglo XVII, en las colonias americanas, se registró un tremendo auge de las plantaciones de productos tropicales. El tabaco, el algodón, el cacao o el azúcar necesitaban mucha mano de obra, pero la población india había desaparecido casi por completo en muchas zonas. El resultado fue una reactivación de la esclavitud como no se veía desde la Antigüedad. El tráfico de personas africanas hacia las plantaciones significó una catástrofe para África, el surgimiento de una nueva clase oprimida en América y una fabulosa fortuna para unos pocos.

 Los amos intentaron imponer el cristianismo a esos esclavos, pero los esclavos llevaban consigo las creencias de sus países de origen. De esta manera, lo que se produjo fue una fusión (sincretismo) entre las religiones africanas y el cristianismo. Los santos se identificaban con los orishas (espíritus superiores) , igual que Lucifer es el Exu de los Caminos Cerrados. Debemos aclarar que no todos los esclavos provenían de la misma zona de África, ni las formas de culto evolucionaron de la misma manera. Así, hay que distinguir el vudú haitiano de la santeria o los ñañigos de Cuba, el culto a María Lionza en Venezuela, el candomblé, la macumba o la umbanda de Brasil. En Brasil también existe la quimbanda, cuyos seguidores tienen mala fama y son acusados de usar la magia negra.

Estos cultos afroamericanos son cultos de posesión. El ser humano no tiene acceso a la divinidad suprema, de manera que el contacto con lo sobrenatural se realiza invocando a un espíritu para que, durante el ritual, posea el cuerpo de un asistente y lo use para hablar y actuar. El ritual tendrá más eficacia (para curar o adivinar, por ejemplo) cuanto más poderoso sea el Loa (espíritu). No se puede comparar un orisha con tu abuelo recientemente fallecido pero, al fin y al cabo, los dioses fueron alguna vez seres humanos: menos es nada.

¿Y es verdad que los sacerdotes (houngan) y sacerdotisas (mambo) vudú usan magia negra? 

 En todas las culturas, el hechicero (que intenta usar los espíritus para hacer cosas antisociales) está muy mal visto. Pero, desde luego, en el Caribe ha habido sociedades secretas para defenderse de los abusos de los blancos. Curiosamente, la gran revuelta de los esclavos de Haití, en 1791, comenzó después de que el sacerdote Boukman sacrificase un cerdo negro y sus asistentes bebieran su sangre, para dar coraje a sus compañeros...

Haití es un caso muy especial dentro de Latinoamérica. La revolución de los esclavos significó la eliminación o la huida de la isla de los amos blancos. Culturalmente, Haití tiene mucho más que ver con África que con el resto de países del Caribe. El pánico que provocaron esos sucesos explica que los blancos de Cuba o Puerto Rico se mostrasen leales al rey de España hasta muy finales del siglo XIX.




La lucha por la emancipación frente a Francia no trajo la igualdad. Unos pocos poderosos se hicieron con el control de las tierras de labor y los obreros agrícolas, ahora libres, vivían igual o peor que los esclavos. Como todas los cultos a los antepasados, el vudú tenía un toque muy conservador -no cambies cosas, que podrías irritar a los espíritus- y fue utilizado por el poder. Durante el período del tirano Duvalier -una de las dictaduras más asquerosas que han podido existir-, el mandatario daba a entender que, además de presidente, era un houngan especialmente poderoso.

¿Y es verdad que en Haití hay zombies?


 

Hay un par de casos documentados  (más información)

 


 En la foto, Clairvius Narcisse con su amigos 18 años después de su entierro. Entró atontado en un hospital en 1962, falleció y le enterraron. En 1980, reapareció y explico que un bokor (hechicero) le había revivido y le tuvo trabajando - sin sueldo,  claro- en una plantación. Cuando el brujo se murió, pudo recuperar su libertad. 





En la foto, Francina Ileus de zombie. En 1976 fue al hospital con un dolorcillo de estómago, le dieron el alta, pero se murió a las pocas horas y fue enterrada. Tres años después, se la vio vagando por un mercado. Nunca llegó a recuperar la lucidez. El gobierno emprendió una investigación, abrieron la tumba y allí sólo había piedras.




¿Qué explicaciones se le da a estos casos? 

Para los creyentes, está muy claro; se trata de magia negra de un bokor, suficientemente poderoso para capturar el espíritu del fallecido y retenerlo dentro algún objeto, por ejemplo en una urna de cristal. Controlando el espíritu, el bokor domina el cuerpo del zombie. Por el contrario, el antropólogo Metraux, que estudió alguno de estos casos, considera que eran dementes, de los cuales se aprovechaban algunos miserables.

La teoría más curiosa es la del antropólogo Wade Davis. que visitó Haití en 1985 y publicó un libro titulado La serpiente y el arco iris. En su obra, expone la teoría de que, efectivamente, se puede zombificar a alguien suministrándole unos tóxicos especialmente agresivos. Sólo con pulverizar sobre la piel de la víctima un extracto hecho con pez globo y alcaloides,  se le deja en un estado de inconsciencia y anulación de la voluntad,

En este libro se basó el director Wes Craven (el de la saga Pesadilla en Elm Street) para hacer una película con el mismo título, que además de zombies, brujería, pesadillas, antropólogos y un romance, se asoma a los horrores de la dictadura de Duvalier y su cruel polícía política, los Tonton Macuts.




Es muy recomendable. La escena en que entierran al tipo consciente y con una araña gorda paseándose por la cara, es de mis preferidas...

Y ya por último: ¿cómo acabaron las cosas en Haití tras echar al tirano Duvalier?

Pues las cosas han ido de mal en peor. Cuando no les destroza todo un terremoto, lo hace un huracán. Pero las peores plagas no son las naturales ni las sobrenaturales, sino el Fondo Monetario Internacional. 

Tras recuperar la democracia. el pueblo haitiano votó como presidente a Jean-Bertrand Aristide. En todo momento estuvo presionado por los poderes económicos internacionales para obligarle a malvender buena parte de las empresas públicas rentables del país. A pesar de eso, en cuanto observaron un giro social que juzgaban excesivo, usaron todos los medios para desestabilizar el país y realizar una intervención militar.

En la actualidad, el país es un protectorado de EEUU y la Unión Europea, controlado por una fuerza militar multinacional (Más información)


FUENTES:

Adamson HOEBEL; ..Antropología. Un estudio del hombre.- Barcelona, 1980

Pedro DELGADO CAVILLA; - ¡Vamos a morir todos!. Lo insólito y lo paranormal en el cine- Madrid, 2016


 

 

 

 

 

 

 

 

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